Una de las carreras más pintorescas de las que he podido participar, puesto que el contraste montaña y mar, son la tónica predominante.
Marchamos el Viernes día 17 de Noviembre cuatro compañeros del Club Pitirunning, Julián, Matías, José Ángel, Diego Peña y un servidor, además de Alba, corredora y amiga del club Spor- ti dirección Alhaurin de la Torre, con el objetivo de coger Dorsales.

Una vez allí, pudimos saborear el ambiente deportivo que se avecinaba y compartir con otros corredores las sensaciones previas. Como anécdota, pudimos conocer a ese gra
n Súper Paco, que nos comentaba los 78 años que llevaba en la mochila, además de las ganas, ilusión y vitalidad que desprendía a pesar de su edad.

Una vez en Málaga, dejamos mochilas y demás enseres, y como siempre, a degustar las tapas típicas de la zona, visitando el famoso bar el PIMPI y otros, horas después a dormir.

Ya llega el día, alguno de nosotros a la de 18 km, otros a la de 65 km y Alba y yo a la Maratón. Impresionante el ambiente, con buenas sensaciones y con muchas ganas de empezar a correr. Comenzamos¡¡¡, adoptamos un ritmo suave, con la intención de reservar fuerzas para la última subida, aunque la verdad la carrera en su totalidad fue corrible, obviamente, con un desnivel positivo de 2550 m ya nos indica que no va iba a ser fácil, y la verdad para mí, no fue nada sencilla.
Buen ritmo de carrera en general, aunque la última parte de trazado, se me atraganto un poco, quizás por los kilómetros, quizás por haber fallado en la alimentación, o quizás porque el ritmo pudo ser sobre todo en la primera mitad algo alto. En definitiva, realice mi mejor Maratón ( 44 km) en un tiempo de 6:45 horas , con unas vista increíbles , con unas sendas prácticamente invisibles por la vegetación y acompañado de la simpatía propia de la tierra Andaluza.

Ya en meta, la recompensa y la sensación de haber realizado una buena carrera. Y que mejor celebración, que seguir degustando esa comida típica de las serranías malagueñas, migas de pan con tropezones, acompañada con un buen vaso de vino.
Una vez todos acabamos la carrera, nos volvimos a reunir en Málaga y proseguimos por visitando sus calles, paseando y degustado, esta vez, unas pizzas y pasta. Llego la hora de dormir, y todos de nuevo al hotel.
Al día siguiente, José Ángel y Mari con sus dos hijos, nos enseñaron los recovecos del centro de Málaga, llevándonos a tomar un gran desayuno y a probar los famosos espetos.
Todo lo bueno se acaba, y esto no iba a ser menos, a las 16:00 horas toque de vuelta y a descansar.
Pd: Como ganan los viajes y carreras, cuando se comparte. El año que viene más y mejor.
LIMONCHI